DOLOR ABDOMINAL FUNCIONAL CRONICO


Se caracteriza por dolores de barriga frecuentes y continuados en el tiempo. No está causado por enfermedad digestiva ni por otros problemas médicos.

Qué es?

El dolor abdominal funcional es un tipo de trastorno digestivo que se caracteriza por dolores de barriga muy frecuentes y continuados en el tiempo. Se llama funcional porque no está causado por ninguna enfermedad digestiva, ni por otros problemas médicos. Eso no significa que el dolor sea imaginario, se trata de un dolor real que puede afectar a la vida diaria.

¿Por qué se produce?

Los mecanismos todavía no se conocen bien. Se considera que se debe a un incorrecto funcionamiento de las relaciones entre el sistema nervioso y el intestino. Influirían factores como la flora intestinal, el sistema inmunitario, situaciones estresantes, una mala regulación de los movimientos intestinales o una hipersensibilidad al dolor.

¿Cuáles son los síntomas?

El dolor puede tener cualquier localización dentro del abdomen y puede ser muy intenso e intermitente o bien más suave y continuo. No suele tener relación con las comidas ni con la defecación. Los episodios de dolor ocurren al menos cuatro veces al mes, durante un mínimo de dos meses.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico se basa sobre todo en una buena entrevista para identificar bien los síntomas y en la exploración física del niño. Dependiendo del tipo de síntomas, a veces se clasifica dentro de un tipo de dolor abdominal funcional específico, como el síndrome de intestino irritable, la dispepsia funcional o la migraña abdominal, cuyo tratamiento puede ser algo diferente.
Es importante indagar sobre acontecimientos estresantes que pueden actuar como desencadenantes del dolor. Pueden ocurrir dentro de la familia (conflictos entre los progenitores, muerte de un ser querido, mudanzas...) o en el ámbito escolar (dificultades con los estudios, acoso escolar), aunque a veces resultan difíciles de detectar.
Existen algunos signos de alarma que pueden indicar que el dolor no es funcional, sino que tiene causa orgánica (está causado por una enfermedad), aunque deben interpretarse en conjunto con el resto de datos:
  • Antecedentes familiares de enfermedad inflamatoria intestinal, celiaquía o úlcera digestiva
  • Dolor persistente en el lado derecho del abdomen
  • Dificultad o dolor al tragar
  • Vómitos persistentes
  • Sangre en las deposiciones
  • Diarrea por las noches
  • Inflamación de articulaciones
  • Lesiones alrededor del ano
  • Pérdida de peso
  • Estancamiento del crecimiento o del desarrollo de la pubertad
  • Fiebre de origen desconocido
Para acabar de descartar que el dolor es de causa orgánica, a veces hay que realizar alguna prueba complementaria: análisis de sangre, orina o heces, pruebas de imagen, endoscopia, etc. Pero no siempre son necesarias y su indicación debe individualizarse para cada caso.

¿Cómo se trata?

Este tipo de dolor no suele mejorar con los analgésicos habituales, como el paracetamol o el ibuprofeno. Son importantes los aspectos psicológicos, dando seguridad al niño de que no se trata de un problema grave (aunque puede ser molesto) y acompañándolo durante el dolor. Pueden ayudar medidas sencillas como un suave masaje o aplicando algo de calor en la zona dolorida.
En ocasiones puede ser necesario utilizar alguna medicación o realizar terapia psicológica dirigida por profesionales. Es frecuente que con el tiempo el dolor tienda a mejorar por sí solo.

Fuente 

Sociedad Española de Pediatría. EnFamilia

Comentarios