COMO ENTENDER EL COMPORTAMIENTO DE TU HIJO

comportamientoAlgunos niños son "fáciles de tratar". Son predecibles, calmados y enfrentan la mayoría de experiencias nuevas de manera positiva. Otros niños son más difíciles, no son capaces de manejar sus experiencias emocionales y de expresarse con facilidad. Cuando la personalidad de un niño no acaba de encajar o coincidir con la de otros miembros de la familia, esto puede constituir un reto para todos. Por supuesto, ningún niño no se comporta de la misma forma todo el tiempo, pero cada uno tiene una forma de ser usual.
La facilidad con la que un niño se adapta a su entorno depende de manera importante de su temperamento; adaptabilidad y estilo emocional. En la mayoría de los casos, el temperamento es una cualidad innata con la que nace el niño. Se modifica de alguna manera (sobre todo en los primeros años de vida) por sus experiencias e interacciones con otras personas y con su entorno y por su salud.
Cuando el niño llega a la edad escolar, su temperamento está bien definido y es evidente para quienes lo conocen. No es algo que pueda cambiar mucho en el futuro. Estas características innatas no tienen nada que ver con las destrezas de crianza de sus padres. Sin embargo, la adaptación del comportamiento de un niño en edad escolar depende en gran medida de la interacción entre su temperamento y el temperamento de sus padres, y la manera en que los demás le responden; es decir, cuán cómodamente encaja en su entorno y con las personas que lo rodean.

Características del temperamento


Al estar consciente de algunas de las características del temperamento, podrá entender mejor a su hijo, apreciar su singularidad y hacer frente a los problemas de "comportamiento" que pueden dar lugar a malos entendidos y conflictos.
Existen al menos nueve características principales que conforman el temperamento.
  • Nivel de actividad: el nivel de actividad física, movimiento, agitación o comportamiento inquieto que un niño demuestra en las actividades diarias (y que también puede afectar el sueño).
    Ritmicidad y regularidad: la presencia o ausencia de un patrón regular para las funciones físicas básicas tales como el apetito, el sueño y los hábitos intestinales.
  • Aproximación y alejamiento: la forma en que un niño responde inicialmente a un nuevo estímulo (rápido y audaz o lento y vacilante), ya sea con personas, situaciones, lugares, alimentos, cambios en la rutina u otras transiciones.
  • Adaptabilidad: el grado de facilidad o dificultad con la que un niño se adapta al cambio o una situación nueva y cuán bien puede modificar su reacción.
  • Intensidad: el nivel de energía con que un niño responde a una situación, ya sea positiva o negativa.
  • Humor: el humor, positivo o negativo, o el grado de simpatía o antipatía en las palabras y comportamientos de un niño.
  • Margen de atención: la capacidad para concentrarse o permanecer realizando una tarea, con o sin distracción.
  • Distracción: la facilidad con la que un niño puede distraerse al estar realizando una tarea a causa de los estímulos del entorno (por lo general, visuales o auditivos).
  • Umbral sensorial: la cantidad de estimulación necesaria para que el niño responda. Algunos niños responden al más mínimo estímulo y otros requieren cantidades más intensas.

Cómo afecta el temperamento a los niños y a sus padres


Cada niño tiene un patrón diferente de las nueve características del temperamento. Muchos niños, no todos, tienden a encajar en una de tres categorías amplias vagamente definidas: fácil, lento para adaptarse o tímido y difícil o desafiante. Estas etiquetas son útiles, pero ninguna ofrece una descripción completa de un niño. A muchos padres les resulta más útil pensar en su hijo y asociarle con los nueve rasgos de temperamento.
El niño fácil responde al mundo que le rodea de una manera más fácil. Su estado de ánimo es positivo y es de ligera a moderadamente intenso. Se adapta fácilmente a nuevas escuelas y personas. Cuando se enfrenta a una situación frustrante, por lo general lo hace con poca ansiedad, relativamente. Sus padres probablemente le describen como "un placer tenerle cerca". Alrededor de 40 por ciento de los niños entran en esta categoría.
Otro perfil de temperamento puede revelar a un niño algo lento para adaptarse o tímido que tiende a tener estados de ánimo de intensidad leve por lo general, pero que no siempre es negativo. Se adapta lentamente a un lugar y a personas desconocidas, es vacilante y tímido al hacer nuevos amigos y tiende a alejarse cuando se encuentra con personas y circunstancias nuevas. Al hacer frente a una nueva situación, es más probable que tenga problemas de ansiedad, síntomas físicos o separación. Sin embargo, con el tiempo aceptará más a las personas y situaciones nuevas, una vez que se familiarice con ellas.
El niño difícil o desafiante tiende a reaccionar de manera negativa e intensa ante el mundo. De bebé, es probable que se le haya catalogado como un bebé inquieto. Durante la niñez, es probable que haya sido propenso a las rabietas o que haya sido difícil de complacer. En ocasiones es probable que todavía sea explosivo, terco e intenso y que no se adapte bien a las situaciones nuevas. Algunos niños con temperamento difícil pueden tener problemas para adaptarse a la escuela y es probable que sus maestras se quejen de problemas en el aula o en el área de juego. Cuando los niños tienen temperamentos difíciles, suelen tener más problemas de comportamiento y causar más tensión en la madre y la familia.
Es importante distinguir un temperamento difícil de otros problemas. Por ejemplo, las enfermedades recurrentes o crónicas, o las tensiones físicas y mentales, pueden causar dificultades de comportamiento que no implican realmente un problema de temperamento en absoluto.


Artículo de la Academia Americana de Pediatría.

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